Bella y Temerosa Santidad

Deuteronomio 5:4-5

"Cara a cara habló el SEÑOR con ustedes en el monte de en medio del fuego, mientras yo estaba en aquella ocasión entre el SEÑOR y ustedes para declararles la palabra del SEÑOR, porque temían a causa del fuego y no subieron al monte." -

Dios es santo. Santidad se refiere a distinta, pura, y poderosa belleza. Santidad es muy parecida a la belleza porque no tiene un propósito funcional. Obras de arte, que sean pinturas o poemas, no sirven para cumplir un deber utilitario, mas bien, sirven para asombrar y sembrar una sensación en el corazón. 

Pero todo lo bello que enfrentamos en la creación, que sea producto de la naturaleza o de la humanidad, todo apunta a la bella santidad del Creador. 

En el monte Sinai, Dios reveló su bella santidad en forma tan intensa que los israelitas no podían soportarla. Fue tan distinta, pura, y poderosa que sembraba una sensación de temor en los israelitas.

¿Por que temieron? 

Temieron porque reconocieron que ellos mismos no fueron suficientemente bellos para estar en la presencia de tanta belleza. Con nuestra rebelión contra Dios, nos hemos ensuciado; nos hemos enfeado. 

Así pues, como nuestros ojos no pueden ver al sol sin quemarse, nuestros ojos no pueden ver ni el fuego que esconde la santidad de Dios.

Dios capacitó a Moises para servir como mediador entre ellos y la santidad de Dios, sirvió mas o menos como los lentes que muchos usaron para ver el eclipse. Pero Moises y la ley no fueron suficientes para limpiarnos de nuestra suciedad y embellecernos con santidad para estar en la presencia de Dios sin temor de castigo. 

Las buenas nos cuentan de como Dios ungió a su Hijo con su Espíritu Santo, Jesus el Mesías, para hacer la obra necesario de limpiarnos y embellecernos para estar en la presencia santa de Dios. Hizo esto por medio de su muerte en la cruz, cuando el Santo siervo fue cubierto con toda nuestra suciedad y fealdad para enterrarla en su tumba. Con el poder de su distinta, pura, y poderosa resurrección, el Mesías es capaz para presentarnos delante del SENOR (Col. 1:12). De este fin glorioso, escuchamos en Apocalipsis 22:2-3 

"Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios."

Mientras esperamos aquel día, con gratitud hay que unirnos al Mesías con fe para que nos embellezca por su Espíritu Santo.  Pues esta escrito: «Sean santos, porque yo soy santo.»
 (1 Pedro 1:16) 

-Pastor Taylor

 

Oración: SEÑOR de bella santidad, reconocemos el pecado sucio que nos viste diario. No merecemos estar en tu presencia, y nosotros mismos ni podríamos soportar tu pureza poderosa. Solo Jesus tiene el poder para limpiarnos y adornarnos con su propia belleza. Haz que reflejemos tu Hijo amado mas y mas. Y venga tu ciudad santa aquí en la tierra como esta en los cielos. Amen.