Justicia para el huérfano

Deuteronomio 10:17-19

Porque el SEÑOR su Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible que no hace acepción de personas ni acepta soborno. Él hace justicia al huérfano y a la viuda, y muestra su amor al extranjero dándole pan y vestido. Muestren, pues, amor al extranjero, porque ustedes fueron extranjeros en la tierra de Egipto.

Varios incrédulos han propuesto que el cristianismo fue creado para conseguir poder y usarlo para dominar sobre los demás. 

No niego la "hipótesis" que religiones han sido creadas con este propósito.  Es posible y muy probable. Pero, tendríamos que examinar si el texto de la religion en cuestión en realidad apoya esta "hipótesis".  Si un texto religioso enfatiza la adquisición y protección de poder para un grupo en particular, sería evidencia para este hipótesis. 

Pero si examinamos la Biblia - y no solo el nuevo testamento- vemos que no hay evidencia para tal hipótesis. Al contrario, como vemos en este texto de Deuteronomio, la biblia requiere que poder y autoridad se usan para el bienestar de los que no contribuyen nada. 

¿Si la Biblia fuera escrita para adquirir poder y en seguida protegerlo, por que el escritor añadiría todo esto sobre la importancia de hacer "justicia al huérfano y a la viuda" y mostrar "amor al extranjero"? No tiene sentido. 

Vemos en nuestra cultura actual que muchos en Washington D.C. no quieren hacer justicia para los necesitados de la sociedad y solo quieren "mostrar amor" a los extranjeros educados y ricos que pueden contribuir a la sociedad en gran maneras. Así se manifiesta la ambición para conseguir poder y protegerlo a toda costa. 

En cuanto a la hipótesis, la Biblia evidencia al contrario. El pueblo de Dios debe tener la actitud de dar sin esperar una recompensa, sin la expectativa de un beneficio propio. Uno solo puede llenar su corazón con esta actitud si no tiene miedo de perder su poder, y Dios es el mayor ejemplo de esto. 

Dios hace justicia al huérfano y a la viuda, y muestra amor al extranjero, porque es compasivo y irreversiblemente todopoderoso. Es el "Dios de dioses y Señor de señores". Así pues, Dios no gana nada en el proceso de mostrar amor a los necesitados. Esta realidad se manifiesta, más que todo, en la cruz de Jesús, cuando murió el Hijo de Dios para hacer justicia y mostrar amor a sus enemigos, sin ganar nada de ellos, menos madera y clavos. "En esto se manifestó el amor de Dios" (1 Jn. 4:9) Y Dios demanda la misma actitud de los suyos. 

Nosotros no seguimos a Jesús para conseguir poder y protegerlo a toda costa, sino le seguimos porque Cristo ya ha recuperado por nosotros el poder y autoridad que Dios nos había inculcado en el principio por crearnos a su imagen y conforme a su semejanza (Gen. 1:26-28). Podemos gastar toda nuestra vida y todos nuestros recursos para el bienestar de otros sin esperar una recompensa, porque en Cristo ya somos herederos de la nueva creación donde vamos a reinar con Él. En Cristo el mundo venidero y eterno ya pertenece a nosotros - nuestra "herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para" nosotros. (1 Pedro 1:4). 

Así pues, cristianos deben ser escandalosamente generosos en su vida. Debemos estar completamente libres de la ambición para el poder porque ya tenemos la promesa que los suyos "reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo  los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia." (Rom 5:17 LBA). 

Que hagamos justicia al huérfano y a la viuda, y mostremos amor al extranjero, no para ganar nada, sino porque en Cristo ya hemos ganado todo y es nuestro privilegio compartir todo con los demas. 

AMEN. 

Taylor Kern